Necesitaba escribirte en estos momentos de nostalgia.
Ayer estaba haciendo limpieza en casa cuando encontré un álbum de fotos junto a
varias cartas. Eran fotografías de nuestra infancia, con esas sonrisas
dibujadas en nuestras caras. Al ver esas imágenes los recuerdos abarrotaron mi
mente.
¡Qué unidos estábamos! ¡Cómo nos divertíamos!¡Cómo nos
queríamos! ¡Cómo nos odiábamos!
Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Aún recuerdo
cuando mamá y papá nos llevaban a pasear en Navidad por los parques de nuestro
pueblo, cuando juntos corríamos de manos por la hierba y papá nos reñía por
aplastar el fresco césped recién cortado al tirarnos de espaldas y comenzar a
formar juntos un ángel. El olor nos refrescaba la mente, nos gustaba muchísimo
esa sensación de naturaleza y embarrar nuestras camisetas.
Y ahora, tú estás tan lejos… Nuestros padres se han ido y
yo me siento tan sola…
Aquí, sentada en soledad, dictándole al viento todo lo
que siento con la esperanza de que a ti pueda llegar. Mojo mis pies en el mar,
tan limpio, tan fresco y a mi alma no consigue calmar, sólo escalofríos siento.
Busco ciega ese amor de cuento al que todo el mundo espera. Busco respuestas en
el mar, en ese que me ahoga, que me atraviesa y me vuelve loca, este que cada
noche me visita, me agarra y me arrastra por sus olas.
Busco el principio de un cuento sin final. Busco un príncipe azul de verdad.
Te necesito, si no estás aquí me desespero y pierdo el
aliento.
No recuerdo cuándo fue la última vez que te vi, esa vez
en la que de ti me despedí para siempre, esperando con ansias el reencuentro
que hasta hoy no se ha producido. Ese día en el que te marchaste para no volver
y te llevaste mi corazón envuelto en un papel. Ya no escucho sus latidos, la
distancia ha traído tu olvido, y el silencio me dice que no te volveré a ver.
¿No te acuerdas de mí? Soy tu hermana. Esa que te quiere con locura, esa que en
silencio te habla, esa que hoy vive en amargura esperando tu regreso al alba.
Vuelve, sin ti mi alma está vacía y me hundo en la
agonía.
Quiero contarte un secreto, algo que quizás parezca
sacado de un cuento. Quiero contarte mil cosas mientras tomamos un café en el
salón donde juntos crecimos, donde cuando yo caía tú me tendías la mano para
ayudarme, donde cuando yo lloraba tu corrías a consolarme y me protegías
calándome al abrazarme. Aquel salón donde tantas navidades bajábamos de
madrugada ansiosos por descubrir los regalos de reyes situados bajo el viejo
árbol que juntos adornábamos con ilusión. Donde celebrábamos los cumpleaños y
nos tirábamos las tartas a la cara, felices por cumplir el mismo día, dejándolo
todo hecho un desastre.
Tu adiós se llevó el color de mi vida y robó la luz de
mis días, tu adiós me obligó a romper el silencio que tanto tiempo duró. Y hoy
te afirmo tus sospechas. Soy yo quién tantas cartas anónimas te escribió, sin
tener el valor de decirte lo mucho que siento, contarte que el viento me robó
la razón y me condenó al silencio, que no evité tu marcha por creer ciegamente
en un cercano reencuentro.
Quiero decirte la verdad hermano mío, que te busco y no
te encuentro, que viajo a la deriva en un velero, por un mar de sentimientos.
Que te siento y no te tengo, que te quiero en silencio,
que te amo en secreto. Por favor, vuelve, vuelve y siente lo que siento.
Escúchame Romeo, no pienses que te miento si te digo que
eres la razón de mis desvelos, el protagonista de mis sueños, y ese príncipe
azul de cuentos al que busco y nunca encuentro.
Firmado con amor: Julieta.