Sentiversos: octubre 2016

27 octubre 2016

Yo no quiero falda, mamá.

         En los últimos días se ha abierto un debate muy interesante e importante: varias asociaciones se han unido en la lucha contra la imposición de las faldas a las niñas en los uniformes escolares, por lo que se ha creado un manifiesto a favor del “uniforme escolar único”.

El manifiesto fue impulsado hace algún tiempo por la asociación Gafas Lilas contra las Violencias Machistas. Inés Herreros preside dicha organización y realiza una gran labor en la lucha activa contra cualquier tipo de violencia machista. Es fiscal y, a nivel personal, se trata de una mujer luchadora, con los pies en la tierra y crítica con todo aquello que le rodea.

En su papel de madre ha vivido experiencias que le han servido para crecer y aprender, no solo como madre y persona, sino como mujer luchadora. Su hija Sina, de apenas 8 años, quiso despojarse de la falda que le impusieron por norma en el uniforme del colegio. Un día, la pequeña se dio cuenta de que prefería jugar en el patio con pantalones, no quería que se vieran sus braguitas cada vez que saltaba o hacía el pino, quería dar patadas a un balón y jugar con total libertad y comodidad sin estar pendiente de su dichosa falda. Así pues, junto a una amiga del colegio llamada Menchu, tomó una importante y valiente decisión: no volver a llevar la falda del uniforme.

Al comunicárselo a su madre, ésta se sorprendió por la actitud crítica de la pequeña. Inmediatamente la apoyó, aunque le advirtió de que no era un tema sencillo. Sina se mostró contundente: “voy a hacerlo porque sé que estoy en mi derecho”.

La actuación de Sina, con el apoyo de sus padres y la aceptación del propio colegio donde estudia, ha logrado ponernos a todos frente al espejo y preguntarnos qué es lo que pretendemos enseñar sobre la igualdad cuando en el colegio dotamos a nuestros hijos de numerosos instrumentos que les recuerdan que no son iguales y que están sujetos a todos los prejuicios, estereotipos y normas impuestas por la sociedad patriarcal en la que vivimos.

El uniforme de los colegios consta de pantalones para niños y faldas para niñas. Se dice que a los niños se les da la opción de elegir qué ponerse, pero son demasiados los estereotipos y la influencia de la sociedad es tal, que incluso las madres prefieren que sus hijas vistan la falda en vez del pantalón porque “así van más monas”. Pero, ¿qué es lo realmente importante? No es la belleza de las niñas con el uniforme, sino la comodidad que tengan para estudiar, y jugar en el recreo.

Debemos plantearnos el debate porque un detalle tan desapercibido como llevar falda o pantalón se suma a la interminable lista de símbolos, comportamientos y costumbres que componen todo un arsenal de micromachismos que impiden el avance de la sociedad y el crecimiento de nuestros hijos en un ambiente de igualdad real.




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