Sentiversos: noviembre 2016

20 noviembre 2016

Duele

Duele, duele en el alma.
Duele no escucharte
pronunciar esas palabras…
Tú ya sabes cuáles.

Duele haberte perdido,
duele no poder abrazarte.
Duele no tenerte conmigo…
Duele mucho extrañarte.

Pero eso no es lo peor,
lo peor es que el destino
me ha demostrado el dolor
que sentiste en vida conmigo.

No te demostré nada,
no te valoré nada.
No te merecías mi trato,
no te merecías mi maltrato.

Sé que pequé de ignorante.
En realidad fuiste la única
que por mí luchaste
y yo siempre diciendo disparates.

¡Qué ignorante fui!
Lo siento, nada te agradecí.
Hasta los últimos días, nada te di.
Solo lágrimas causé, ¡qué cruel fui!

Lo sé, nunca te lo demostré
pero en realidad te quise,
ahora lo sé,
más que nunca, más que ayer.

Lo siento, no te lo dije,
me arrepiento, te necesitaba,
más, mucho más de lo que pensaba.
Lo siento, te quiero.

Ahora ya no sirve de nada,
no volverás,
no me abrazarás,
no me escucharás.

Perdóname.
Perdóname mamá.
Te perdí a ti
y también perdí a papá. 

Se ha olvidado de mí,
ha ignorado mi dolor.
Ya no me da su amor,
ya no es mi protector.

Mamá, papá enloqueció,
hace cosas extrañas
y sale con gente rara…
De nosotras se olvidó.

Nunca pensé que sería capaz
pero nos olvidó, nos traicionó,
para otro lado miró.
Sin importarle absolutamente nada.

El pasado ahí quedó,
él también lo enterró.
La familia se rompió,
papá también murió.

Sigue respirando
pero ya no está,
Será que su alma se escapó 
y en tu corazón vivirá.

Mamá, la vida es dura,
pero sin ti todo es peor.
Mamá, esto es una locura,
no quiero decirte adiós.

Es difícil caminar y avanzar
recordando tu sonrisa,
recordando tu voz, tus manos,
recordando tu rostro, tus ojos.

Es imposible olvidar
tus consejos, tus sueños
tu lucha, tu desespero,
tu forma de mirar.

Mamá, fuiste lo mejor
que la vida me pudo dar
y nunca supe valorar
que me diste todo tu amor.

Fuiste la única que me quiso,
me salvaste de una vida maldita.
Ahora lo sé todo, conocí a esa familia,
ahora conozco mi oscuro pasado.

Ya sé que me salvaste de morir en vida,
y te estoy eternamente agradecida,
pero lo ignoré mientras tú estabas viva.
Te extraño tanto que no encuentro salida.

Me arrepiento, porque duele.
Duele recordar tus manos
suaves, dulces, amables….

Duele recordar tus ojos,
reflejo de tu alma luchadora,
y ver cómo se apagaron poco a poco.

Duele, y dolerá siempre,
recordar los momentos en familia
y saber que no volverán jamás.

Duele, duele mucho, mamá.
Duele sentir que aún estás
observándolo todo.

Duele, duele mucho mamá.
Duele sentirte detrás
mirando esta carta que no leerás.

Duele mamá, pero al menos, ya descansas en paz.
Licencia de Creative Commons
Duele by Laura Zerpa Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://sentiversos.blogspot.com.es/.

09 noviembre 2016

Nos da igual

Nos da igual lo que ocurra en otras partes del mundo día a día. Nos da igual porque nos queda lejos, porque somos insensibles, porque creemos que no nos afecta.
Como los polos que se derriten cada año batiendo récords históricos, acelerando la extinción de muchos animales y alterando el ecosistema irremediablemente, nos da igual, nos queda muy lejos.

Nos da igual que esos bebés recién nacidos murieran a bombazos, porque no son nuestros hijos, nuestro nietos o sobrinos a los que tanto queremos. Así que nos da igual, nos queda lejos, ni siquiera son europeos.



Nos da igual la matanza de delfines que se está produciendo ahora mismo en la conocida como bahía roja, en Taiji (Japón).Total, nosotros no comemos delfines, son los japoneses quienes se comen a los delfines y a las ballenas, nosotros no tenemos la culpa.
Un recordatorio: muchos de esos delfines, sobre todo las crías, no son sacrificados y, tras separarlos traumáticamente de sus familias, que sí son asesinadas ante sus ojos, son trasladados a todos los delfinarios del mundo, sí, a todos, incluso el de ese zoo que visitaste este verano con tus hijos, para condenarlos a realizar espectáculos diarios.



Nos da igual que en Francia, un trabajador de matadero haya llegado a su límite hasta el punto de confesar y grabar las atrocidades que se cometen día a día en ese y en otros tantos mataderos, de Francia, de España y el resto del mundo.
Vacas embarazadas, de semanas o meses, son sacrificadas sin ningún reparo, degolladas vivas, mientras sus crías, aún en el vientre, mueren asfixiadas lentamente.
Luego, son extraídas del útero, se les rompe la bolsa y, directamente, las tiran a la basura.
Da igual si el becerro tiene semanas o meses, o si está a punto de nacer, los tiran a la basura, vivos o muertos.
Nos da igual su sufrimiento, pero comemos vacas, comemos cerdos, comemos pollos, los comemos, pero nos da igual su sufrimiento.



Nos da igual que miles, millones de polluelos machos, recién nacidos, sean triturados vivos literalmente día tras día porque simplemente no son gallinas ponedoras y no son rentables para la industria del huevo. Consumimos huevos, pero nos da igual su sufrimiento.


Nos da igual que en Venezuela se esté viviendo una situación límite. Tanto que los recién nacidos permanecen en cajas, amontonados por el suelo, muriendo a cada hora por carecer de alimentos y medicamentos. Nos da igual, nos pilla lejos, no son nuestros seres queridos.



Nos da igual que cada año mueran miles de inocentes sólo por su raza. Sólo por ser negros. Nos da igual la violencia policial de Estados Unidos. No nos importa que una mujer vea morir a su marido en su propio coche, desangrándose tras ser disparado por la policía, simplemente porque sí, porque era negro y, por tanto, delincuente. Nos da igual, no somos negros, no somos americanos. Nos pilla lejos.



Nos da igual que miles de personas inocentes mueran cada año por estar en el momento y el lugar equivocado y ser víctimas de una bala perdida en un lugar en el que las armas son utilizadas hasta por niños e incluso bebés.


Nos da igual encontrarnos por la calle a un mendigo. Giramos la cabeza, miramos a otro lado y sujetamos bien las bolsas de compras que llevamos en las manos, no sea que ese desgraciado quiera robarnos. No tenemos suelto para darle. "Total, otro le dará, seguro que se lo gasta en droga y no en comer", es lo que pensamos, sin saber.




Nos da igual que en nuestra sique humana estén implantadas ciertas doctrinas, ciertos comportamientos, ciertos prejuicios. Nos da igual ser sexistas o machistas, incluso con nuestros propios hijos, haciendo distinciones según el sexo incluso antes de nacer. Nos da igual bautizarlos y obligarlos a comulgar, porque así debe ser, como Dios manda. Nos da igual llamarles maricones si lloran y son niños o piden una muñeca con falda para reyes, porque los niños no lloran y solo los maricas piden muñequitas de niñas para reyes.


Nos da igual que las mujeres mueran y sean brutalmente asesinadas a manos de un hombre que creció soportando que le dijeran que los hombres de verdad no lloraban y que debía jugar con figuritas de acción, que solo invocaban a la violencia. Las niñas eran las que jugaban con cocinitas y muñecas. Nos da igual porque solo son cifras que pronto se olvidan, salen en la tele, anuncian el numerito ese... el 016, y dicen que ya van no sé cuántas mujeres asesinadas en lo que va de año... y ala, a otra cosa mariposa. Nos da igual, aunque muchas, somos mujeres.



Nos da igual que miles de niños y familias, estas navidades, no tengan qué comer, no tengan cómo abrigarse y resguardarse del frío porque, gracias a las compañías multinacionales que negocian la luz en este país, muchos no pueden permitirse eso que es un servicio básico y vital y que se ha convertido en un lujo. En muchas comunidades de nuestro país, no tendrán calefacción este año, no podrán ni comer, y algunos, ni siquiera tendrán un techo en el que resguardarse porque han sido desahuciados, gracias a los bancos. Pero nos da igual, porque no somos nosotros.



Nos da igual, que miles de enfermos terminales, con enfermedades incurables, deseen una buena muerte, una muerte digna, una muerte voluntaria para acabar con el sufrimiento. No con el dolor, porque el dolor se pasa con morfina y analgésicos, con sedantes y demás. El sufrimiento que esas personas sienten al ver a sus familiares condenados, tristes, cansados de luchar juntos e impotentes, ese sufrimiento no lo quita ni el sedante más potente, sólo la buena muerte, ilegal en este país como en otros tantos. Nos da igual, porque no somos nosotros.



Nos da igual que miles de animales mueran cada año tras un sufrimiento atroz a manos de conocidas empresas que nos venden desde cosméticos, hasta el mismo jabón con el que nos lavamos la manos. Nos da igual el maltrato que sufren en los laboratorios de experimentación animal. Perros, conejos, ratones, gatos, monos, etc. Cegados, infectados, enfermos, mutilados, etc.
Pero nos da igual, porque nos encanta ponernos frente al espejo y maquillarnos, o peinarnos mientras usamos gominas, lacas, espumas y un sin fin de productos crueles.



Nos da igual que en cierto lugares, un pobre pez, aún vivo y boqueando, esté sobre un plato, con la mitad de su cuerpo quemado, mientras una persona se lo come completamente vivo.
Al igual que las ranas, que son desmembradas y observan, desde el plato, como se las van comiendo poco a poco, lentamente, degustando los minutos de vida que les quitan en cada bocado.
Nos da igual porque esos animales, aterrorizados, no nos gritan, no nos hablan, no nos molestan mientras nos los comemos vivos. Ah no, que nosotros no comemos ranas, así que da igual.





Nos da igual que la comida que nos venden, tanto fresca como precocinada, sea puro veneno, lleno de pesticidas y transgénicos, y que la ley, próximamente, sea aún más permisiva y liberal con empresas como Monsanto. Esa que nos ha quitado años de vida infectándonos de cáncer de todo tipo en cada bocado, veneno es lo que comemos gracias al negocio de empresas multinacionales que tienen el mando.
Preciosas manzanas rojas brillantes que parecen sacadas del cuento de Blancanieves. Preciosas manzanas brillantes y rojas llenas de veneno que parecen pintadas con brillante laca de uñas.
Pero nos da igual, porque no lo vemos. Lo sabemos, pero qué rico está lo que comemos.




Nos da igual que miles de mujeres sean explotadas en fábricas textiles día a día, trabajando en pésimas condiciones para producir cientos y cientos de prendas diariamente. Esas mismas prendas que nos ponemos tú y yo.
Pero nos da igual, porque no lo vemos, porque no respiramos ese aire cargado de tinta y fibras textiles altamente tóxicas.
Nos da igual porque no tenemos cáncer por ello, porque no cocemos hasta el agotamiento, porque no pasamos horas sin comer, días y meses sin ver a nuestros hijos, solo para trabajar, cocer, cocer y cocer, sin descansar para ganar una cantidad ridícula que nos obliga a hacer horas extra.
Nos da igual, porque no somos nosotros los que morimos sepultados entre los escombros de lo que antes era una fábrica casi en ruinas pero operativa y controlada por las grandes multinacionales que venden la ropa a nivel global.




Nos da igual que miles de personas paguen cantidades exageradas y se embarquen en una lancha que no es más que un plástico lleno de aire, en un viaje del que no saben si saldrán con vida.
Nos da igual que mujeres embarazadas, bebés, niños, y jóvenes se suban a esas lanchas con lo puesto porque tienen  la más mínima esperanza de sobrevivir para lograr huir y salvarse de una muerte segura en un país en el que la guerra se cobra demasiadas vidas inocentes.
Nos da igual que nuestros países les den la espalda, que muchos digan que son inmigrantes que solo "vienen a quitarnos el trabajo".
Nos da igual que los apaleen en las fronteras, que los deporten a sus países, que los metan en "centros de refugiados" que al final resultan ser cárceles para los sin papeles.
Nos da igual que Aylan haya aparecido muerto en la playa, ¿qué más da? ¿Quién se acuerda ya?
Nos da igual porque no sufrimos lo que ellos, porque no vivimos en campos de refugiados.





Nos da igual que tantas mujeres sean brutalmente violadas, aquí, en Argentina, en África, en donde sea, nos da igual porque no nos pasa. Niñas y mujeres de toda edad y clase social son violadas brutalmente y nos da igual, porque seguimos soportando comentarios que argumentan dichas violaciones, "es que van solas", "es que salen de noche", "es que beben", "es que salen de fiesta", "es que visten de tal manera".
Nos da igual, porque no lo vemos, porque no nos duele, porque no nos pasa.



Nos da igual que miles de bebés, de pocos o muchos meses de gestación sean asesinados mediante crueles técnicas abortivas cuando ya les late el corazón.
Sólo porque el gobierno no da opciones, no ofrece ayudas o alternativas, sólo porque las situaciones personales son tan brutales que se cobran la vida de seres inocentes antes de nacer porque son el fruto de violaciones, de relaciones no consentidas o irresponsables. Son vidas inocentes asesinadas por el propio sistema.
Pero nos da igual porque cada uno con su cuerpo hace lo que quiere.



Nos da igual que nos manipulen como quieren y así nos convertimos en meras marionetas ignorantes incapaces de pensar. Nos imponen leyes retrógradas como la LOMCE y nos da igual. Nos quedamos en el sillón de casa, quejándonos porque no nos dejan estudiar. Porque es muy fácil decir que hay huelga y quedarse durmiendo tranquilamente en nuestra cálida cama. "Ya irán otros a luchar", así que nos da igual.



Nos da igual que se nos vete la libertad de expresión, que no se nos deje hablar o gritar nuestra opinión, nos da igual que no nos dejen decir lo que pensamos, y que nos apaleen si nos manifestamos cuando nos indignamos. Nos da igual, ya estamos acostumbrados.



Nos da igual vivir en un mundo así, porque total, no está en nuestras manos, no lo controlamos, nosotros no gobernamos.
Nos da igual porque, aunque somos víctimas y cómplices, no nos percatamos, vivimos como zombies, ahora somos tecnozombies que vagamos por el mundo pegados a la pantalla del móvil.
Vivimos en un mundo globalizado, donde la información viaja en tiempo real, y estamos más desinformados que nunca, porque no nos preocupamos, porque no nos interesamos, porque las cosas serias e importantes son aburridas y nos amargan.
Preferimos ver un buen meme antes que escuchar las pésimas noticias que ocurren día a día.



Nos da igual todo, y así nos va.
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