Hace poco escuché un comentario
de una mujer que criticaba la música que escuchan los jóvenes en la actualidad.
Hablaba con otra mujer y le decía que sus hijos se habían convertido en una
especie de imitadores desafiantes que se creen protagonistas de las canciones,
las series y las películas que escuchan y ven a diario, por lo que cambian su
manera de vestir, su forma de ser y comienzan a comportarse de manera diferente
en casa, desobedeciendo y desafiando a sus padres.
A raíz de este comentario, empecé
a prestar más atención a la música que escucho a diario. Visité varias páginas
webs musicales e investigué un poco cuáles son las tendencias actuales y
aquellas canciones que se escuchan en todas partes a día de hoy.
Cantantes como Maluma o Bad Bunny
se han hecho un hueco notable entre el resto de artistas y consiguen millones
de visitas con sus videoclips.
Pero hay que tener buen ojo y
mente crítica antes de darle al play. Deberíamos pararnos más a analizar
lo que vemos y escuchamos porque estas personas son consideradas como ídolos
por jóvenes adolescentes que aún están buscando su propia identidad y se
encuentran en una edad complicada por los numerosos cambios que experimentan.
Se trata de una etapa de
confusión que unos llevan mejor que otros y hay que decir que muchos
adolescentes son manipulables y no tienen la capacidad de ser objetivos y
críticos con lo que ven y escuchan, así que simplemente se dejan llevar.
Una canción, una serie, una
película o un videoclip no deberían hacer apología del machismo, de la
violencia, de la pederastia, de la prostitución o de la adicción a las drogas y
al alcohol.
En muchas de las letras que he
escuchado se habla de la mujer como si fuera un mero objeto diseñado únicamente
para dar placer al hombre y servirle en todo lo que éste desee. Estamos en
pleno siglo XXI y la violencia doméstica mata a gran cantidad de mujeres al
año, dejando en muchos casos a sus hijos huérfanos de por vida sin que éstos
sean considerados víctimas. En nuestro país la lacra del machismo es una
realidad muy grave y difícil de superar dados los estereotipos que se nos
imponen desde incluso antes de nacer y los antecedentes machistas tradicionales
que les inculcaron a nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc.
desde antes de la época de Franco. La mujer nacía con el único objetivo de
casarse, vivir a la sombra de su marido, reproducirse, criar a sus hijos,
limpiar la casa, hacer de comer y depender de un hombre para siempre.
Como mujer, me parece un insulto,
un atraso y una desfachatez que aquellas personas que atraen a las masas y que
poseen el poder de influir en sus vidas y en su manera de pensar de una forma u
otra, se atrevan a inculcarles ideas machistas, violentas y equívocas
haciéndoles creer que está bien pegar a una mujer, violarla, secuestrarla o
insultarla. Haciéndoles creer que está bien pelearse con cualquiera por la
calle, comportarse como un energúmeno, retar a la autoridad o delinquir.
Haciéndoles creer que fumar o consumir drogas y alcohol es algo que mola, que
está bien y es propio de aquellas personas que poseen dinero y poder.
No está bien.
Supongo que estos cantantes no se
han parado a pensar en las consecuencias que provocan sus letras y sus
videoclips. Supongo que lo único que desean es que alguien les escriba una
letra pegadiza que, junto a un buen ritmo y a un videoclip casi pornográfico,
resulte lo suficientemente atrayente como para vender todas las entradas en
cada concierto y ganar mucho dinero.
Estas personas no aportan nada a
la sociedad y contaminan el género musical en el que actúan creando la visión
de que todos los cantantes de ese género son iguales.
No todos son iguales, hay
cantantes de rap que son auténticos genios, como Residente, Vico C o Los Chikos
del Maíz. Ellos son artistas cuyas letras están creadas para criticar la
sociedad en la que vivimos y para abrirnos los ojos. Sus canciones emocionan,
pero lo más importante es que hacen reflexionar a todo el que las escucha.
En cambio, canciones como “Krippy
Kush”, de Farruko, Bad Bunny y Rvssian, no aportan nada positivo, más bien todo
lo contrario, hacen apología sobre las drogas, el alcohol, la automedicación e
incluso la prostitución.
El gran éxito del verano, la
conocida canción de “Despacito”, de Daddy Yankee y Luis Fonsi, también hace
apología del machismo.
No es complicado, basta con escoger una canción al azar y
analizar la letra y el videoclip.
Aparecerán mujeres medio desnudas y se cantarán versos como
“Dile que tú eres mía, mía.
Tu sabe' que eres mía, mía.
Tú mima' me lo decía
Cuando yo te lo hacía.”
(Estribillo de la canción “Eres
mía” de Bad Bunny).
Pero hay que destacar un detalle.
Esto no es nuevo y no ocurre sólo en el ámbito del reggaetón, el rap o el trap.
También sucede en las canciones de Rock&Roll y de Pop.
Hasta las propias mujeres caen en
la trampa de las letras machistas. Sin ir más lejos, Nicki Minaj llegó a cantar
versos como
“Sí, yo hago la comida;
sí, yo limpio"
"Sí, tú eres el jefe
y sí, yo lo respeto"
(“Hey mama”, de David Guetta).
Como decía, esto no es un
fenómeno nuevo que haya aparecido en los últimos años de la nada. No. Esto
viene ocurriendo desde hace ya demasiadas décadas y aquí tenemos sólo algunos
ejemplos sobre lo que escuchaban nuestros padres y abuelos:
“Corazón de tiza” (1990), de Radio Futura:
"Y si te vuelvo a ver pintar
un corazón de tiza en la pared
te voy a dar una paliza por haber
escrito mi nombre dentro".
“Fueron los celos” (1990), de La Unión:
"Sólo pretendía guardar
algo de mi posesión.
Fueron los celos
y no yo".
“La mataré” (1987), de Loquillo:
“Que no la encuentre jamás
o sé que la mataré.
Por favor sólo quiero matarla.
A punta de navaja.
Besándola una vez más".
Este machismo también se
transmite de forma directa a nuestros hijos, mediante mensajes subliminales que
se pueden leer en las letras de las canciones que pretenden ser educativas. Por
ejemplo, en 1971 Los Payasos de la Tele pretendían enseñar los días de la
semana a través de una conocida canción con este mismo título en la que una
niña no podía ir a jugar porque tenía que hacer todo tipo de labores domésticas
como lavar, planchar, etc.
“Lunes antes de almorzar.
Una niña fue a jugar.
Pero no pudo jugar
porque tenía que lavar”.
Sin embargo, como he dicho
anteriormente, no todas las canciones son machistas. No todo en la música está
contaminado por este tipo de apologías anteriormente descritas. También hay
canciones que hablan sobre las realidades que ocurren en la actualidad. Sin ir
más lejos, puedo nombrar las canciones de Calle 13, un grupo de rap cuyo
cantante, René, escribe letras que provocan una profunda reflexión en el
receptor. René acaba de publicar una serie de canciones nuevas, ahora en
solitario, como Residente. Uno de esos temas se titula “Guerra” y nos obliga a
concienciarnos sobre la realidad que viven familias enteras en esos países que
ahora mismo se encuentran en mitad de una guerra sin sentido. Una guerra tan
cruel que enfrenta a todos contra todos cobrándose vidas inocentes a su paso.
Basta con ver el videoclip y escuchar atentamente la letra para que se te
remueva el alma y la mente entera.
Otras canciones funcionan como
alegatos feministas, como el famoso tema “Ain’t your mama” escrito por Meghan
Trainor e interpretado por Jennifer Lopez, que denuncia los estereotipos de
género en la sociedad.
A veces la solución más acertada
para erradicar las actitudes machistas en el mundo musical es la cancelación de
espectáculos por parte de diferentes colectivos, aunque también puede ser por
iniciativa de instituciones públicas, lo cual sería aún mejor.
Está en manos de todos condenar
las canciones cuyo contenido no es positivo para la sociedad y cuyos mensajes
no son apropiados para el público en general y los adolescentes en particular.
El primer paso es dejar de escuchar a esos cantantes y dejar de ver sus
videoclips.
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