Sentiversos: septiembre 2017

28 septiembre 2017

Corazón isleño

Corazón isleño:
has dejado de latir.
A causa de un incendio
que aún nos hace sufrir.

Todo de repente,
tan deprisa, tan violento.
Tuvo que huir la gente
porque les devoraba el fuego.

Una vida se perdió
y la tragedia prosiguió
con los animales domésticos
que se quedaron sin dueños.

¿Quién es el culpable
de este incendio forestal?
¿Quién es el causante
de esta tragedia insular?

Corazón gran canario:
tu verde han quemado.
Impotente el Roque Nublo
todo lo ha presenciado.

Susúrrame al oído
todo lo que has visto
y dime quién ha convertido
tu verde vida en negro cenizo.

Corazón isleño:
has dejado de latir.
A causa de un incendio
que aún nos hace sufrir.

El tiempo ayudó
y lluvia nos regaló
para apagar un fuego
que todo lo arrasó.

Voluntarios acudieron
y vecinos ayudaron
con abrigo y alimentos
a todos los evacuados.

¿Y los bomberos?
Valientes lucharon
y la vida se jugaron
para apagar el fuego.

Ese trabajo no está pagado,
merecedores de honores
por el coraje mostrado.
Verdaderos héroes canarios.

Corazón isleño:
has dejado de latir.
A causa de un incendio
que aún nos hace sufrir

Que encuentren al culpable
que ha provocado está barbarie.
Porque es inaceptable
que destruyan nuestro paisaje.

Volveremos a Tejeda,
subiremos a la cumbre,
y recuperaremos la arboleda.

Algún día el verde volverá
a cubrir con su manto
cada hectárea quemada.

Y los brotes crecerán,
la alegría nos invadirá
y podremos respirar.

Respirar el aire puro,
ese aire limpio
que rodea el Roque Nublo.

Corazón isleño:
volverás a latir.
Pronto tus montes
volverán a resurgir.





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Corazón isleño by Laura Zerpa Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en https://sentiversos.blogspot.com.es/.

21 septiembre 2017

¿Edad ideal para ser mamá?

Hace alrededor de tres meses todos fuimos testigos de una polémica noticia: una mujer de 64 años se acababa de convertir en madre de gemelos.
Esta noticia desató la polémica: muchas personas criticaron a la mujer porque se trataba de una persona mayor y llegaron a decir que había un alto riesgo de que dejara huérfanos a sus pequeños y que no estaba capacitada para criarlos; otras personas alabaron su valentía y afirmaron que no había una edad determinada para ser madre y que cada uno era libre de hacer lo que quisiera.

Ahora esta mujer ha vuelto a salir en las noticias. Le han quitado la tutela de sus bebés.
¿Por qué?
Al parecer, la decisión se ha tomado tras comprobar que se había incumplido un "requisito fundamental" de los compromisos que la madre adquirió a la salida del hospital. Según Marian Paniego, gerente de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, la mujer se comprometió a participar en un programa de intervención familiar para garantizar que los niños tuviesen cubiertas sus necesidades básicas y estuviesen seguros. Ahora se interpreta que los niños podrían estar en riesgo al existir indicadores de desprotección importantes. Los menores, que nacieron por cesárea el pasado mes de febrero, se encuentran en estos momentos bajo la tutela de la Junta de Castilla y León. Asimismo, la mujer, que se sometió a un tratamiento de fecundación 'in vitro' en Estados Unidos, tiene otra hija cuya tutela también le fue retirada hace seis años.

Ante esta información no puedo evitar preguntarme: ¿Existe una edad ideal para convertirse en mamá?
Rotundamente no.
El hecho de que una mujer tenga 33 años y otra tenga 14 o 64 años no significa que una sea mejor madre que otra. Puede que existan ciertos riesgos evidentes para los pequeños, que varían en cada caso dependiendo de factores como la situación socio-económica. Incluso hay factores biológicos que pueden influir, como el estado de salud, tanto a nivel físico como psicológico, que se tiene para afrontar el embarazo y la maternidad. Sin embargo, es evidente que la edad no es un factor determinante por el cual se pueda concluir que una persona puede o no convertirse en madre. Existen mujeres que han tenido hijos a la “edad ideal” para ello y que son incapaces de criar a sus pequeños de forma óptima, así como mujeres menores de edad que se han convertido en excelentes progenitoras.

¿Entonces, cuál es la clave para saber cuándo convertirse en madre?
La clave es la madurez. No se trata de la edad que se tenga, sino de la responsabilidad y la madurez de cada persona. Se trata de su estado mental y de lo preparada que esté física y psicológicamente para afrontar la maternidad.
Cada caso es un mundo, no hay dos niños iguales, como no hay dos padres ni dos familias iguales, las condiciones y los factores de cada caso son absolutamente diferentes y eso no es cuestión de edades.
Hay personas que no son responsables y que no están capacitadas para cuidar a un bebé porque tienen algún tipo de trastorno o simplemente porque no tienen la madurez necesaria para encargarse de otra persona y renunciar a ciertas cosas asumiendo una serie de sacrificios.

Todo el mundo tiene la libertad de ofrecerle fresas para merendar a un bebé de dos años, aun sabiendo que no es recomendable hacerlo antes de los tres años por riesgo de alergia.
Todo el mundo tiene la libertad de ofrecerle manises a un bebé de tres años, aunque no se recomienda introducirlos hasta los seis años por riesgo de asfixia.
Todo el mundo tiene la libertad de no llevar a sus hijos al médico aunque estén una semana con fiebres altas, aun sabiendo que existe riesgo de síncope febril.
Todo el mundo tiene la libertad de no vacunar a sus hijos y de exponer su salud a un grave riesgo.
Cada madre y cada padre es libre de tomar las decisiones que crea oportunas con respecto a la salud y la educación de sus hijos, pero eso no es cuestión de edades sino de asumir ciertas responsabilidades.
Se trata de la manera de ser de cada uno, de sus cuestiones ideológicas y de un sinfín de factores que influirán de forma inevitable en las decisiones que se tomen.

Ante una perreta, los padres tienen varias opciones y una de ellas es darle al pequeño dos fuertes cachetones. Dejando de lado las cuestiones éticas y legales que enmarcan esta hipótesis, el hecho es que no importa si se tiene 14, 33, 64 o 100 años, cualquiera puede ser un progenitor nefasto si le pone la mano encima a su hijo y en eso la edad no es un factor determinante.

Un niño debe crecer en un entorno adecuado y tener una serie de necesidades cubiertas para garantizar su bienestar, su seguridad y su integridad social. Lo cual es tan importante como desarrollarse y disfrutar de su infancia en un entorno agradable, recibiendo un trato óptimo y gozando del cariño, la empatía y el amor de sus padres.

Con 12, 30 o 70 años, el mayor regalo que le puedes hacer a tu hijo es darle el don de la paciencia y el amor. Tratarlos con amor y paciencia les enseñarán a manejar sus propias emociones y a desarrollarse en un entorno más favorecedor y más tranquilo. No olvidemos que nos tienen a nosotros como ejemplo y que en un futuro actuarán como les eduquemos.

Es posible que una chica de 13 años desee convertirse en madre, aunque no haya terminado aún sus estudios y no tenga un trabajo estable, porque tiene la suerte de contar con un fuerte apoyo familiar y disfruta de unas buenas condiciones socio-económicas que le permiten criar a su hijo garantizando que tendrá todas las necesidades cubiertas y que crecerá en un entorno de felicidad.
Asimismo, es posible que una mujer de 33 años, que tiene un trabajo estable, coche, casa y cuyas condiciones económicas sean idóneas para convertirse en madre, no sea capaz de criar a un bebé porque sufre una fuerte adicción a las drogas, algún tipo de depresión o porque vive en un ambiente familiar desestructurado, por ejemplo.

A menudo escucho comentarios como el hecho de que una chica menor de 18 o 20 años que se ha convertido en madre es una auténtica irresponsable. ¿Por qué? ¿Por qué no ha seguido la línea temporal impuesta de terminar sus estudios, encontrar un trabajo, comprarse un coche y una casa, casarse y luego formar una familia a los 30 o 40 años? Me parece un argumento vacío y sin sentido. Una chica de 16 años puede estar perfectamente preparada y capacitada para compaginar el papel de madre, con el de pareja, con el de hija, con el de estudiante y con el de trabajadora. Eso no depende de la edad, sino de su madurez, de su forma de ser y de la voluntad que tenga para luchar por su bebé. Aunque por supuesto, hay otros factores que también influyen y que muchas veces están fuera de nuestro control.

No es cuestión de edades, existen innumerables factores que influyen en el bienestar y en la felicidad de un niño. En cualquier caso, a los 13, a los 33 o a los 64 años, una puede ser madre y lo único que debe importarle es la felicidad de sus hijos y no el qué dirán los demás.

Con este artículo no tengo ninguna intención de criticar o defender a esta mujer que se ha convertido en madre a los 64 años, porque no conozco su caso ni su situación personal y no soy nadie para juzgarla. Sólo espero que las autoridades e instituciones competentes realicen su trabajo con el único objetivo de asegurar un buen futuro a esos pequeños. Porque son niños inocentes y lo único que necesitan es disfrutar de una infancia feliz con una familia que les cuide y les brinde todo el amor que merecen.



Fuentes consultadas:









Artículo de opinión publicado el 21 de abril de 2017 en el periódico Tacoronte dgital.

11 septiembre 2017

Machismo musical

Hace poco escuché un comentario de una mujer que criticaba la música que escuchan los jóvenes en la actualidad. Hablaba con otra mujer y le decía que sus hijos se habían convertido en una especie de imitadores desafiantes que se creen protagonistas de las canciones, las series y las películas que escuchan y ven a diario, por lo que cambian su manera de vestir, su forma de ser y comienzan a comportarse de manera diferente en casa, desobedeciendo y desafiando a sus padres.

A raíz de este comentario, empecé a prestar más atención a la música que escucho a diario. Visité varias páginas webs musicales e investigué un poco cuáles son las tendencias actuales y aquellas canciones que se escuchan en todas partes a día de hoy.
Cantantes como Maluma o Bad Bunny se han hecho un hueco notable entre el resto de artistas y consiguen millones de visitas con sus videoclips.
Pero hay que tener buen ojo y mente crítica antes de darle al play. Deberíamos pararnos más a analizar lo que vemos y escuchamos porque estas personas son consideradas como ídolos por jóvenes adolescentes que aún están buscando su propia identidad y se encuentran en una edad complicada por los numerosos cambios que experimentan.
Se trata de una etapa de confusión que unos llevan mejor que otros y hay que decir que muchos adolescentes son manipulables y no tienen la capacidad de ser objetivos y críticos con lo que ven y escuchan, así que simplemente se dejan llevar.
Una canción, una serie, una película o un videoclip no deberían hacer apología del machismo, de la violencia, de la pederastia, de la prostitución o de la adicción a las drogas y al alcohol.
En muchas de las letras que he escuchado se habla de la mujer como si fuera un mero objeto diseñado únicamente para dar placer al hombre y servirle en todo lo que éste desee. Estamos en pleno siglo XXI y la violencia doméstica mata a gran cantidad de mujeres al año, dejando en muchos casos a sus hijos huérfanos de por vida sin que éstos sean considerados víctimas. En nuestro país la lacra del machismo es una realidad muy grave y difícil de superar dados los estereotipos que se nos imponen desde incluso antes de nacer y los antecedentes machistas tradicionales que les inculcaron a nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, etc. desde antes de la época de Franco. La mujer nacía con el único objetivo de casarse, vivir a la sombra de su marido, reproducirse, criar a sus hijos, limpiar la casa, hacer de comer y depender de un hombre para siempre.
Como mujer, me parece un insulto, un atraso y una desfachatez que aquellas personas que atraen a las masas y que poseen el poder de influir en sus vidas y en su manera de pensar de una forma u otra, se atrevan a inculcarles ideas machistas, violentas y equívocas haciéndoles creer que está bien pegar a una mujer, violarla, secuestrarla o insultarla. Haciéndoles creer que está bien pelearse con cualquiera por la calle, comportarse como un energúmeno, retar a la autoridad o delinquir. Haciéndoles creer que fumar o consumir drogas y alcohol es algo que mola, que está bien y es propio de aquellas personas que poseen dinero y poder.
No está bien.
Supongo que estos cantantes no se han parado a pensar en las consecuencias que provocan sus letras y sus videoclips. Supongo que lo único que desean es que alguien les escriba una letra pegadiza que, junto a un buen ritmo y a un videoclip casi pornográfico, resulte lo suficientemente atrayente como para vender todas las entradas en cada concierto y ganar mucho dinero.
Estas personas no aportan nada a la sociedad y contaminan el género musical en el que actúan creando la visión de que todos los cantantes de ese género son iguales.
No todos son iguales, hay cantantes de rap que son auténticos genios, como Residente, Vico C o Los Chikos del Maíz. Ellos son artistas cuyas letras están creadas para criticar la sociedad en la que vivimos y para abrirnos los ojos. Sus canciones emocionan, pero lo más importante es que hacen reflexionar a todo el que las escucha.
En cambio, canciones como “Krippy Kush”, de Farruko, Bad Bunny y Rvssian, no aportan nada positivo, más bien todo lo contrario, hacen apología sobre las drogas, el alcohol, la automedicación e incluso la prostitución.
El gran éxito del verano, la conocida canción de “Despacito”, de Daddy Yankee y Luis Fonsi, también hace apología del machismo.
No es complicado, basta con escoger una canción al azar y analizar la letra y el videoclip.
Aparecerán mujeres medio desnudas y se cantarán versos como
“Dile que tú eres mía, mía.
Tu sabe' que eres mía, mía.
Tú mima' me lo decía
Cuando yo te lo hacía.”
(Estribillo de la canción “Eres mía” de Bad Bunny).

Pero hay que destacar un detalle. Esto no es nuevo y no ocurre sólo en el ámbito del reggaetón, el rap o el trap. También sucede en las canciones de Rock&Roll y de Pop.
Hasta las propias mujeres caen en la trampa de las letras machistas. Sin ir más lejos, Nicki Minaj llegó a cantar versos como
“Sí, yo hago la comida;
sí, yo limpio"
 "Sí, tú eres el jefe
y sí, yo lo respeto"
(“Hey mama”, de David Guetta).

Como decía, esto no es un fenómeno nuevo que haya aparecido en los últimos años de la nada. No. Esto viene ocurriendo desde hace ya demasiadas décadas y aquí tenemos sólo algunos ejemplos sobre lo que escuchaban nuestros padres y abuelos:

“Corazón de tiza” (1990), de Radio Futura:
"Y si te vuelvo a ver pintar
un corazón de tiza en la pared
te voy a dar una paliza por haber
escrito mi nombre dentro".

“Fueron los celos” (1990), de La Unión:
"Sólo pretendía guardar
algo de mi posesión.
Fueron los celos
y no yo".

“La mataré” (1987), de Loquillo:
“Que no la encuentre jamás
o sé que la mataré.
Por favor sólo quiero matarla.
A punta de navaja.
Besándola una vez más".

Este machismo también se transmite de forma directa a nuestros hijos, mediante mensajes subliminales que se pueden leer en las letras de las canciones que pretenden ser educativas. Por ejemplo, en 1971 Los Payasos de la Tele pretendían enseñar los días de la semana a través de una conocida canción con este mismo título en la que una niña no podía ir a jugar porque tenía que hacer todo tipo de labores domésticas como lavar, planchar, etc.
“Lunes antes de almorzar.
Una niña fue a jugar.
Pero no pudo jugar
porque tenía que lavar”.

Sin embargo, como he dicho anteriormente, no todas las canciones son machistas. No todo en la música está contaminado por este tipo de apologías anteriormente descritas. También hay canciones que hablan sobre las realidades que ocurren en la actualidad. Sin ir más lejos, puedo nombrar las canciones de Calle 13, un grupo de rap cuyo cantante, René, escribe letras que provocan una profunda reflexión en el receptor. René acaba de publicar una serie de canciones nuevas, ahora en solitario, como Residente. Uno de esos temas se titula “Guerra” y nos obliga a concienciarnos sobre la realidad que viven familias enteras en esos países que ahora mismo se encuentran en mitad de una guerra sin sentido. Una guerra tan cruel que enfrenta a todos contra todos cobrándose vidas inocentes a su paso. Basta con ver el videoclip y escuchar atentamente la letra para que se te remueva el alma y la mente entera.
Otras canciones funcionan como alegatos feministas, como el famoso tema “Ain’t your mama” escrito por Meghan Trainor e interpretado por Jennifer Lopez, que denuncia los estereotipos de género en la sociedad.

A veces la solución más acertada para erradicar las actitudes machistas en el mundo musical es la cancelación de espectáculos por parte de diferentes colectivos, aunque también puede ser por iniciativa de instituciones públicas, lo cual sería aún mejor.
Está en manos de todos condenar las canciones cuyo contenido no es positivo para la sociedad y cuyos mensajes no son apropiados para el público en general y los adolescentes en particular. El primer paso es dejar de escuchar a esos cantantes y dejar de ver sus videoclips.




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