Sentiversos: marzo 2018

18 marzo 2018

Adiós, papá.

Buenas tardes a todos y todas 
gracias por acudir hoy a este funeral 
en el que damos el último adiós a mi papá. 
A Don Mario, el maestro, o chiche, como lo solían llamar. 

Muchos lo recordarán en las aulas, 
enseñando matemáticas, lenguaje… 
Lo mejor es que a eso no se limitaba 
sino que enseñaba valores morales. 

Esos valores reales sobre lo importante: 
sobre vivir de verdad, sobre disfrutar. 
Él daba consejos sin darlos, 
él lo decía todo sin apenas hablar. 

Y existe una verdad universal 
que muchos pueden constatar 
él ha jugado un papel fundamental 
para los alumnos a los que pudo educar. 

Yo fui su alumna predilecta 
y me enseñó a ser quien soy. 
Y si les soy honesta 
sigo aprendiendo de él hasta el día de hoy. 

Por eso hoy estoy aquí, 
frente a todos ustedes, 
porque hoy, de mi gran maestro 
me tengo que despedir. 

Aunque no es correcto decirlo así, 
ya que los ideales que me supo transmitir 
siguen y seguirán vivos por siempre en mí. 

Aquel era un día normal 
como otro cualquiera. 
fui a casa y te encontrabas mal 
y no querías que te viera. 

Y así, hasta en el final 
me demostraste que tu único objetivo 
era protegerme, tanto a mí como a mi hijo. 
Y así lo hiciste, nos protegiste como pudiste. 

¿Quién lo iba a pensar? 
¿Quién se lo iba a imaginar? 
Jamás pude sospechar 
que todo iba a terminar. 

Recuerdo entrar en esa sala 
y escuchar aquellas palabras 
“Tú padre se fue”. 
Mil puñales se clavaron en mi alma 
y ya no supe qué hacer. 

Quise gritar, correr, llamarte, buscarte… 
Quise despertar de esa pesadilla enseguida 
Pero todo era real, tan duro y real como la vida misma, 
aunque una parte de mí negaba tu partida. 

Quise abrazarte, cobijarme entre tus brazos 
me hice pequeña, me deshice en mil pedazos. 
Y ahora, dime, ¿quién me arregla? 
si eras tú el pilar que me mantenía entera. 

Quise que me susurraras al oído que no, 
que no, que no estaba pasando todo eso. 
Quise escuchar tu voz tranquilizándome. 
Quise sentir el cosquilleo de tu suave barba en un beso. 

Pero no, tú ya no estabas 
y lo único que sentí fue un dolor inmenso 
que no puedo describir con palabras. 

Ahora debo continuar 
por la senda de la vida 
y aprender a caminar 
sin tu preciada compañía. 

Papá, me voy a graduar 
y desde el cielo, junto a mamá, 
contenta y sonriente me verás. 

Y a tu nieto Jadiel, 
de ti yo le hablaré. 
Y aunque no tenga fuerzas 
por él las sacaré. 

Todavía tengo la esperanza 
de encontrarte por casa, 
de caminar junto a la playa 
y verte observando la marea. 

Siempre recordaré con añoranza 
el sonido de tus carcajadas. 
y sigo recordando tu mirada 
aunque en tus ojos no me vea. 

Quiero sentarme contigo a pescar, 
quiero acompañarte a caminar 
quiero ver una peli en el sofá 
y contigo un buen rato charlar. 

Papá, descansa en paz. 
Y si ya estás junto a mamá 
Abrázala, bésala, ámala 
Que ella también lo hará. 

Papá, mamá, escuchen atentamente: 
Le quise, les quiero y les querré 
de la única manera en que lo sé hacer: 
incondicional y eternamente. 


Gracias.


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